Historia del pollo oriental con frejoles y arroz
Historia del pollo oriental con frejoles y arroz

Historia del pollo oriental con frejoles y arroz

Historia del pollo oriental con frejoles y arroz

En el corazón de Pucallpa, a dos cuadras del bullicio bancario, Telejuane se había convertido en el refugio favorito de quienes trabajaban entre números, firmas y decisiones que nunca podían esperar hasta mañana. Cada tarde, cuando el sol bajaba con ese tono naranja tan característico de la selva, un grupo peculiar se reunía allí: Sofía, asesora financiera; Luis, abogado corporativo; y Marco, jefe de riesgos del banco de la esquina.

Su ritual nació casi por accidente. Un viernes particularmente agotador, los tres coincidieron en Telejuane buscando “algo rápido”. Sin pensarlo demasiado, pidieron el nuevo plato especial del día: Pollo oriental con frejoles y arroz. Lo que no esperaban era que ese plato se convirtiera en más que un almuerzo: fue el inicio de una tradición.

La mezcla del pollo salteado al estilo oriental, la suavidad del arroz y el toque cremoso de los frejoles terminó siendo el equilibrio perfecto después de horas de revisar contratos, evaluar créditos y hacer malabares con presupuestos interminables. Sofía decía que aquel plato tenía “la proporción exacta entre sabor y paz mental”, y Luis aseguraba que era lo único que lograba que olvidara las llamadas urgentes de sus clientes. Marco simplemente decía que ese almuerzo le daba suerte para cerrar la semana sin problemas.

Con el tiempo, “la hora del Pollo Oriental” se volvió famosa en el banco. Otros compañeros se unieron, entre ellos asistentes legales, analistas y hasta algún gerente curioso que no quería quedarse fuera del ritual. Era más que comida: se convirtió en un espacio donde todos dejaban sus cargos en la puerta y se permitían reír, conversar y respirar.

Hoy, cada vez que un aroma dulce y ligeramente ahumado sale de la cocina de Telejuane, más de un trabajador financiero o legal mira la hora… y se da cuenta de que es el momento perfecto para una pausa bien ganada.

Porque en Telejuane, el Pollo oriental con frijoles y arroz no es solo un plato: es una historia compartida, un descanso mental y la razón por la que un grupo de profesionales encuentra, por fin, un respiro entre tanto número y tantas leyes.